EL CONOCIMIENTO FRENTE A LA INFORMACIÓN

EL PASO DEFINITIVO PARA EL OSTEÓPATA

A menudo empezamos nuestra vida como osteópatas estudiando desde los textos. Textos de todo tipo nos llenan la mente de INFORMACIÓN osteopática desde el primer día de clase, información de todo tipo llega a nuestras manos; osteopática, médica, filosófica, sobre la salud y la enfermedad...etc. Y una vez formados como osteópatas, seguimos leyendo, buscando todos esos textos alternativos y científicos que nos hablan de lo que hacemos cada día, y de las experiencias terapéuticas de otros compañeros. Toda esta información en gran medida habrá sido de gran ayuda, pero llegará el día en que hemos de dar un salto y que definirá en gran medida nuestra práctica osteopática. Pasaremos de la información al conocimiento, y empezaremos a estudiar cada día de nuestras propias experiencias, bien sea como pacientes o como osteópatas que abordamos a nuestros pacientes cada día. 

 

Y es que llega un momento que nuestra tratamiento se convierte en relación, bien sea con nuestras manos, o con lo que somos y sentimos cuando estamos con las personas que tratamos. Con nuestras manos y nosotros mismos, empezamos a tener experiencias y vivencias más allá de los libros, y que a menudo se convierten en únicas en nosotros mismos, y que con el paso del tiempo van marcando nuestro camino como osteópatas. Es aquí, cuando vamos pasando de estudiar osteopatía a vivir la osteopatía, a ser osteópatas. Todo lo aprendido está presente en cada experiencia terapéutica que tenemos y en nuestro día a día, y nos aporta un conocimiento único, imposible de repetirlo en los libros y científicamente, son experiencias únicas, en acorde con los principios osteopáticos y de vida con los que trabajamos. La relación terapéutica se convierte en una experiencia única, incapaz de repetirse. 

 

Como ejemplo más claro tenemos el ejemplo de William Garner Sutherland, padre de la osteopatía craneal, quien tras muchísimo estudio decidió que no era suficiente si no lo experimentaba en si mismo. Y para ello, utilizaba este CASCO que muestro en la foto, con el que se provocaba sus propias lesiones craneales y tenía así sus propias experiencias sintiendo lo que ocurría en su cuerpo cuando provocaba tensiones en una u otra parte del cuerpo. 

 

Franki Rocher

Osteópata D.O