Esto significa que el cuerpo es un completo organismo vital que contiene sus propios organismos autorreguladores; y que el abordaje terapéutico a través de un reajuste de su estructura más que por medio de la medicina química. Esto contradice la supuesta relativa relación entre la química y la estructura, al descubrir que solo mediante una buena estructura y una alimentación coherente pueden suministrarse los componentes químicos necesarios. Esto establece el hecho que la inmunidad química natural depende de una buena nutrición de los tejidos. La estructura del cuerpo es de lejos el mecanismo más complejo de todos. Esta sujeto a la ley mecánica, tanto en la salud como en la enfermedad; siendo esta última un simple estado de desorden en la estructura. En otras palabras, un factor importante para la salud es que cada tejido de la estructura—hueso, músculo, fascia, ligamento—debe estar en su lugar y relacionado correctamente. Esto representa el plano mecánico de la estructura. Que el cuerpo es una estructura mecánica es un hecho. Esta analogía es cierta por completo. Pero el cuerpo es mucho más que esto. También es un mecanismo que está vivo; y esto nos plantea un problema completamente diferente. De hecho la diferencia es tanta que por un lado puede ser repercutido por el entorno, mientras que el organismo que esta vivo esta condicionado por su interior, con todas las propiedades bioquímicas implícitas. El cuerpo contiene en su interior las propiedades, activas y potenciales, para promover el crecimiento y desarrollo, que mantienen la salud y previenen de la enfermedad, y que reparan y curan los tejidos desgastados y dañados. Estos elementos son inherentes y están esperando la oportunidad, de la estructura y el entorno, para manifestarse. Después de todo, es la naturaleza quien realiza la curación. El remedio está dentro; la recuperación se manifiesta por completo cuando todas las vías circulatorias están libres. Principios así carecen de importancia hoy en día; pero hace muy poco tiempo eran revolucionarios. Esta breve referencia a la estructura, a las propiedades curativas y a su ajuste, la predica una ciencia o escuela del arte curativo. El concepto tiene unas fuertes raíces, para la escuela de osteopatía de medicina es consistente y lógico, y esta basado en unos principios definidos, diferentes y completos. No es simplemente, una visión incompleta, ni un transitorio desarrollo de la ciencia, ni un método terapéutico. Su magnitud tanto en sus principios como en la puesta en práctica es una consecuencia de la integridad del cuerpo, que abarca a todo el mecanismo vital en lo que se refiera a la prevención y recuperación de la enfermedad. Presenta unas características etiológicas, patológicas, diagnósticas, de pronóstico, terapéuticas, una combinación que no posee ninguna otra escuela. Además, esta apoyada por los hechos anatómicos y fisiológicos, hechos tan ciertos hoy en día como lo eran ayer y lo serán el día de mañana. Es cierto, que quedan otros detalles que añadir, una aplicación más amplia de estos principios, y una práctica más refinada, pero la importancia y el significado de la estructura y la función permanecerán. Aquí reside la solidez de sus principios básicos. El concepto osteopático es una nueva interpretación de la estructura y la química—aunque menos novedoso hoy en día que hace unas décadas, pero incuestionable por otras escuelas de medicina que están incorporando en la teoría y en la práctica, el punto de vista osteopático. Muchos de sus principios en relación a la recuperación de la salud han sido confirmados sin cuestionar. Sin embargo, lo que es incluso de mayor importancia, es el campo de la medicina preventiva—un mantenimiento intacto de la estructura y la conservación de la función. Es de gran valor a la hora de mantener la salud, el rendimiento y la inmunidad. El modus operandi de la terapia del ajuste ha tenido un papel importante en el descubrimiento y desarrollo de la osteopatía. Los primero intentos manipulativos eran indecisos, pero los resultados llevaron a una mejor técnica y un campo más amplio en su aplicación. Esto significó un mayor interés en la investigación anatómica y fisiológica y un mejor entrenamiento en el tacto. El desarrollo de la teoría osteopática no fue de una naturaleza brillante antes de la demostración actual. El trabajo clínico, la experimentación y una investigación constante marcaron el camino hacia el progreso. Muchos años de duro trabajo, de pobreza, de falta de reconocimiento fueron afrontados con mucho valor. Durante todo este tiempo el hombre mantuvo su coraje y no se dio por vencido. A cada nuevo año se le añadía la esperanza del futuro. La habilidad técnica del terapeuta le dio un firme apoyo. A partir de una forma de tratar había un trabajo que volvía a los orígenes. En lo primero que se apoyaba la ciencia era la base elemental mecánica. Y a partir de esto se llegó gradualmente al completo reconocimiento que rige al organismo vivo. continuará