Desde hace un tiempo me voy dando cuenta del precio que tiene pensar y ver la salud desde otra mirada. Supongo que la medicina de hoy en día, la que vivimos como terapeutas pero también la que viven muchos de nuestros pacientes está influenciada por la forma de vivir y la sociedad en la que nos movemos. Sin duda hay algo que determina la medicina y la sociedad actuales, el ritmo acelerado de todo.
Hemos entrado en un modo de vida donde todo está acelerado, todo ha de ser ya, y es así como poco a poco nos vamos alejando de los procesos de la Naturaleza y sus leyes. Todo en la Naturaleza tiene un ritmo y la curación, cuando la entendemos como un proceso natural, también tiene su propio ritmo. Nada es ya. La Naturaleza no conoce los paracetamoles, los tranquimazín, ni los antidepresivos, calmantes, relajantes musculares…etc., porque su ritmo es otro, y la curación siempre va unida a un proceso. Todas estas soluciones para nuestras enfermedades son consecuencia de la sociedad en la que vivimos. Nos duele la cabeza y no tenemos tiempo para dormir y descansar, nos duele el estómago y no nos planteamos comer de otra forma ni dejamos un momento en nuestro día para comer, no podemos dormir y no tenemos tiempo para relajarnos, meditar y pensar en nuestra vida, no tenemos tiempo para nada… solo para producir. Medicina y sociedad van cogidas de la mano. Y con esto nos encontramos día a día en nuestra consulta.
¿A qué nivel estamos actuando como osteópatas? ¿A dónde pretendemos llegar como osteópatas en la salud de nuestros pacientes y la nuestra propia? ¿Es compatible la medicina que nos propuso Still con la Sociedad en la que vivimos? ¿Es compatible ver al ser humano en su globalidad y combatir la enfermedad desde esta mirada con la sociedad que vivimos? ¿Es compatible dejar que el ritmo de la Naturaleza actúe en nuestra curación?
El otro día vino a mi consulta un paciente que le dolía el cuello, le dolía el trapecio. Y le habían dicho que fuera al osteópata, pues era tan fácil como que le colocara el cuello al sitio y todo se le iría. “Ves al osteópata. Yo fui, me crujió el cuello, y desde entonces no me ha vuelto a doler. Voy de tanto en tanto a que me recoloque y me va genial” ¿Me recoloque? ¿Qué es eso de recolocar? ¿A qué nivel estamos actuando en nuestros pacientes cuando tratamos de “recolocar” las cosas? ¿En qué tipo de osteópatas nos hemos convertido? ¿Somos osteópatas o queremos ser médicos de bata blanca con su anatomía, fisiología, patología y todas las gías posibles, expertos en recolocar a nuestros pacientes? Expertos en darles lo que ellos quieren, lo que nos piden. Algo parecido a cuando van al médico de cabecera y ya le piden ellos mismos su receta. El médico ya ni los mira, solo les da lo que les pide, casi parece más un farmacéutico que un médico. Los pobres acaban deprimidos, no me extraña, diez años estudiando para acabar haciendo esto. Duro, duro. Pero el caso es que a nuestra consulta viene mucha gente con ese ritmo a vernos, y quiere la solución ya. Quiere que mañana ya no le duela la cabeza, que pueda girar el cuello o lo que sea, ¡pero ya!... que para eso nos paga.
A nuestros pacientes hay otra cosa que les encanta, y es que les demos la solución, aunque les siga doliendo, pero que les demos la "supuesta" solución. Que les digamos por qué les duele. Así ya se quedan tranquilos, aunque les siga doliendo. Ahora se supone ya saben la causa. “Es que me ha dicho el osteópata que me duele porque tengo una cadera más alta que la otra. Me ha dicho que tengo una escoliosis. Me ha dicho que mis cervicales están desajustadas. Me ha dicho que tengo un bloqueo en la rodilla. Me ha dicho que apoyo mal y por eso me duele”. Y lo mejor viene cuando nos preguntan si tienen que tomar algo, y es entonces cuando el osteópata saca su botiquín, muchas veces dietético, hierbas, suplementos, etc. Etc.… y le da “eso” que tan ansiosamente está esperando nuestro paciente. Al menos me voy con algo en la mano. Parece que lo que me ha hecho en la sesión no cuenta. Y es que darles cosas a nuestros pacientes nos hace sentir genial, porque somos “nosotros” quienes los estamos curando. Y eso a nuestro Ego le encanta. Estamos en una medicina, en una osteopatía del Ego. Yo soy quien cura a mi paciente. Pues en la sociedad donde todo ha de ser ya, es la medicina que triunfa.
Entonces qué ocurre cuando el paciente me dice que necesita que mañana no le duela porque tiene esto o lo otro, porque tiene que ir a trabajar. ¿Qué ocurre cuando es un paciente que lleva meses u años con su dolor y si en una sesión no le quitamos el dolor ya no vuelve? ¿Somos nosotros quienes no estamos aplicando bien las técnicas o quienes no sabemos curar a nuestros pacientes o hay algo más implicado en todo este proceso curativo? Y quizá esa sea la clave, el proceso. La curación cuando trabajamos con la globalidad del ser humano y el ritmo de la naturaleza se convierte en un proceso de curación. Y un proceso requiere algo que muchos de nuestros pacientes y la sociedad en la que vivimos no tienen, tiempo. Por ejemplo. Cuando viene una persona con un dolor en el cuello, en su lado derecho. Cuando miro en conjunto a esta persona y veo su patrón postural, su forma de caminar … puedo ver eso, un patrón que lleva muchos años funcionando así y de esta manera. Un patrón en su cuerpo que muchas veces se ha ido creando progresivamente en el tiempo y con infinidad de adaptaciones consecuencia de todo lo que lleva vivido. Y ahora llego yo y en lugar de colocarle el cuello al sitio, le ajusto el cráneo, la cadera y el hígado. Tras observar el estado de la máquina, como nos proponía Andrew, le propongo a la máquina con mis técnicas trabajar de otra manera para que permita que la Salud se manifieste. Le cambio por completo su patrón. A partir de ahí se inicia un proceso. La sangre sucia que no circulaba del hígado vuelve a la circulación general. Esos nervios que había perdido su fuerza empieza a actuar. Con lo cual un nuevo patrón se activa y eso requiere un proceso. La autocuración tiene su proceso y su ritmo es el de la Naturaleza. Y no nos olvidemos lo que nos proponía Andrew, y es que la Osteopatía está basada en las leyes de la Naturaleza.
Franki Rocher Muñoz
Osteópata D.O