¿Tuviste un mal embarazo, lleno de emociones, y malestares?
¿Fue el parto con cesárea, fórceps...?
¿Vino tu bebé de nalgas?
¿Te medicaron en el parto? Epidural, oxitocina...etc.
¿Estuviste estresada antes y durante el parto?
¿Tu parto fue muy rápido, o es que costó mucho en salir?
Todo esto y mucho más se puede haber quedado impregnado en el cuerpo de tu bebé y el tuyo, repercutiendo así sobre sus ESTRUCTURA, su FUNCIÓN , impidendo así que la SALUD se exprese.
El CUERPO DEL NIÑO es una estructura muy móvil y que se adapta a todos los procesos vitales.
Pero a menudo, durante este proceso vital recibe muchas INFORMACIONES (físicas, químicas, emocionales), que su cuerpo no sabe gestionar, disminuyendo la movilidad de su ANATOMÍA VIVA, y repercute sobre la FISIOLOGÍA de su CUERPO, lo que tarde o temprano expresará un SÍNTOMA.
TODAS ESTAS CIRCUNSTANCIAS a menudo se quedan marcadas en el cuerpo del niño y la madre. Se quedan ahí como tensiones, como zonas inmóviles, cambios circulatorios, hormonales...etc., que con el paso del tiempo progresivamente van disminuyendo la buena circulación nerviosa y sanguínea del cuerpo de tu hijo.
y aunque ya hace tiempo que están, es ahora cuando tu ves el EFECTO,
tu hijo no come, no duerme bien, no va bien en la escuela, está siempre nervioso y llorando, y muchas más alteraciones del crecimiento y salud.